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Newsletter: tu voz importa y tus palabras deben ser escuchadas

  • hace 7 días
  • 4 Min. de lectura

El otro día escuché esas palabras en un reportaje a una mujer de unos 90 años, y algo resonó en mi interior. Seguidamente decía: “estudia, viaja y sé lo que quieras ser”. Y mi pregunta fue: ¿estoy en el camino correcto?.


Cata sensorial 31 de enero 2025 - Albacete
Cata sensorial 31 de enero 2025 - Albacete

A veces, no compartir lo que una piensa puede ser un acto de vergüenza, de incomprensión o, simplemente, de no saber cómo decirlo. Creo que he pasado por todos esos estados y que también forman parte de mí. Hace años atravesé un momento complejo en mi vida, donde surgió la necesidad de comunicar lo que tenía dentro y seguir mis propias intuiciones, y creo que ahora lo estoy haciendo desde un lugar bastante amable (unos cuantos años me ha costado!). En mi caso, me centro tanto en vivir la experiencia que, a veces, se me olvida lo necesario que es parar y reflexionar, hacer un balance de la situación y ponerse una medalla por los logros sin esperar que las demás personas me den una palmada en la espalda (porque, por mi exigencia, a veces me cuesta verlos).


¿Forma parte esto del mundo de la danza? En cierta parte, sí. El camino de la danza puede ser igual de maravilloso que de dañino, y creo que, al tener una pasión tan fuerte por algo, te vuelves más frágil y un poco moldeable por el entorno. Ahí es cuando aparecen momentos en los que el cuerpo te para y te dice que te escuches un poco más, y después ya está en tus manos hacerle caso o seguir en tu rueda personal. Muchas veces mi carácter me lleva a buscar que las cosas siempre tienen que salir bien y rápido (la paciencia no es uno de mis dones), y al sumarle eso al mundo del emprendimiento, casi hacen que me quede sin gasolina.


¿Qué me dice a mí mi cuerpo estas semanas atrás? Que hay un sentimiento de “soledad” en mí que muchas veces me duele reconocer y que sale cuando me permito ese tiempo de parón y reflexión, a veces no voluntario. No es voluntario porque hace daño y parece que, dentro de un mundo “Mr. Wonderful”, no podemos estar tristes o hacerle espacio a esas emociones.


Siento a veces que ese vacío o soledad está muy unido a mi línea de vida, también en parte a la danza. Como si, en cierta forma, yo hubiese “abandonado” la danza para apostar por la parte social y educativa, que las personas ven en un nivel más bajo que la danza tradicional. Como si lo que hago estuviera considerado de una “categoría inferior”. Sinceramente, creo que la gente se equivoca, y me da mucha rabia escuchar la típica frase: “Si no eres buena bailarina, pues dedícate a la enseñanza”. ¡ERROR!En mi caso, unir la pedagogía y lo social es una decisión desde dentro y fundada en la experiencia, no un camino que yo haya escogido por no tener otras opciones. Y no tiene nada que ver con mi calidad como bailarina profesional. Sé que hay algo dentro de mí que tiene que luchar por un reconocimiento extra en el campo de las artes escénicas.


Otra de las sensaciones que ha resonado estas semanas es la INCERTIDUMBRE. Pero en un mundo tan líquido como en el que vivimos, ya no solo es algo que caracterice a mi profesión, sino a muchas otras. ¿O acaso a alguien le aseguran que el año que viene va a estar en el mismo puesto de trabajo? En mi caso, esa sensación se mezcla de una manera un poco misteriosa con mi personalidad de quererlo tener casi todo bajo control. Pero es curioso, porque el control excesivo casi hace que me llegue a enfermar años atrás.


Este último año y medio en Albacete he llamado a muchas puertas. Por suerte, y porque me sigo ilusionando cada vez que cuento este proyecto, las personas me escuchan con atención y se interesan por mi labor profesional. Pero, en algún momento de todos esos meses, perdí el foco de mi trabajo. Buscando agradar a la persona que tenía delante, me olvidé de mis propios intereses, también porque la parte económica estaba detrás. Lo que se le dice salir al mercado y ver si mi servicio interesaba y comprobar si la gente estaba dispuesta a pagar por ello (y cuánto). Quería un proyecto que le diera nombre a la asociación, que generara un impacto en la sociedad y que fuera novedoso, y lo encontré gracias al acompañamiento de Aprofem.


Creo que todo me ha llevado a entender que no quiero un proyecto individual, que necesito esa parte social de rodearme con personas de otros ámbitos y que sumen a un fin común. Y eso es lo que estamos construyendo, Reconecta: una alianza entre dos organizaciones para crear un programa de danza dentro de los hospitales, por ahora en la provincia de Albacete y en Lugo, con infancia y juventud (os dejo la noticia aquí).


Y sí, cuando termino las sesiones, veo sus sonrisas en sus caras y leo sus aprendizajes a través del cuerpo, sé que estoy en el lugar correcto. Solo me tengo que relajar un poco y no exigirme tanto a mí misma, porque sí, lo estoy haciendo bien y tengo una estabilidad de un año que antes no me hubiese imaginado.


Recuerda que puedes ayudarnos haciendote TEAMING por 1 euro/mes en https://www.teaming.net/danzaenhospitales


Feliz, contenta, por momentos nerviosa… pero hoy me doy yo la palmada en la espalda, porque creo que todo esto es por un fin mayor: que la danza se ponga en valor, poder llegar a un colectivo vulnerable como son los chavales que están hospitalizados, y poder disfrutar de mi trabajo y crecer personal y profesionalmentecada día. Salir de la zona de confort no es fácil, pero he encontrado cierta calma… a ratos.


Gracias por leerme.Un abrazo enorme,Sandra

 
 
 

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