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La danza como terapia para pacientes oncológicos

  • 23 mar
  • 2 Min. de lectura

El impacto en las habilidades blandas


La danza se ha convertido en una valiosa herramienta terapéutica para pacientes oncológicos, no solo por sus beneficios físicos sino también por su impacto positivo en el desarrollo de habilidades blandas como la comunicación, la resiliencia y la gestión emocional.

HULA (Lugo, diciembre 2024)
HULA (Lugo, diciembre 2024)

Evidencia científica del impacto positivo


Diversos estudios han respaldado la eficacia de la danza como terapia complementaria para pacientes con cáncer. Según un estudio publicado en la revista Arts in Psychotherapy, la danza movimiento-terapia (DMT) ha demostrado reducir significativamente los niveles de ansiedad, depresión y estrés en personas sometidas a tratamientos oncológicos. Además, promueve una mejor percepción del cuerpo, fundamental para afrontar los cambios físicos derivados del tratamiento.


Desarrollo de habilidades blandas a través de la danza


La práctica de la danza en este contexto se traduce en la mejora de capacidades personales y sociales que resultan esenciales durante el proceso de recuperación:


  1. Resiliencia emocional: El movimiento consciente permite a los pacientes liberar emociones reprimidas, promoviendo una mayor aceptación de su situación y una actitud positiva frente a la adversidad.

  2. Comunicación no verbal: La danza facilita la expresión de sentimientos difíciles de verbalizar, ayudando a los pacientes a conectar mejor con su entorno.

  3. Gestión del estrés y la ansiedad: Al centrar la atención en el ritmo y el movimiento, los participantes experimentan una mejora significativa en su capacidad para afrontar momentos de tensión.

  4. Empatía y conexión social: Las clases grupales de danza fomentan la creación de redes de apoyo, clave en el bienestar emocional de quienes atraviesan un proceso oncológico.


Datos destacados


  • Un estudio realizado por el Journal of Cancer Survivorship evidenció que el 75% de los pacientes oncológicos que participaron en sesiones de danza experimentaron una mejora notable en su estado de ánimo y autoestima.

  • Investigaciones del American Cancer Society indican que las terapias basadas en el movimiento ayudan a reducir el dolor y mejorar la calidad del sueño en pacientes con cáncer.


Recomendaciones para incorporar la danza en el tratamiento oncológico


  • Optar por clases diseñadas específicamente para pacientes oncológicos, adaptadas a sus capacidades físicas.

  • Priorizar estilos de danza suave como la danza contemporánea, el tai chi o la danza creativa, que permiten un enfoque terapéutico y emocional.

  • Combinar la danza con técnicas de respiración y meditación para potenciar sus efectos relajantes.


La danza no solo proporciona un espacio de liberación emocional y bienestar físico, sino que se convierte en una herramienta poderosa para el desarrollo de habilidades blandas que fortalecen la autoestima y la resiliencia en pacientes oncológicos. Incorporar el movimiento como parte del tratamiento integral contribuye a mejorar la calidad de vida de estos pacientes, brindándoles una valiosa herramienta para afrontar su recuperación con mayor fortaleza y esperanza.

 
 
 

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