Quercus, creación escénica de nuestra presidenta Sandra Fernández Blanco en colaboración con la compañía de danza inclusiva "Estamos a tiempo"
La danza, como forma de expresión humana, ha existido desde tiempos inmemoriales. Es un lenguaje universal que trasciende barreras culturales y lingüísticas. Sin embargo, durante mucho tiempo, la danza ha sido vista como una actividad exclusiva, reservada solo para aquellos que cumplen con ciertos estándares de habilidad física y estética. Pero en los últimos años, un movimiento revolucionario ha estado ganando fuerza: la danza inclusiva.
La danza inclusiva es una forma de arte que celebra la diversidad y la inclusión. Se trata de abrir las puertas de los estudios de danza a personas de todas las habilidades físicas y mentales, sin importar su género, edad, origen étnico o cualquier otra característica. En la danza inclusiva, no hay lugar para la exclusión ni la discriminación. Todos son bienvenidos a participar y expresarse a través del movimiento.
Uno de los principales beneficios de la danza inclusiva es que permite a las personas con discapacidad, ya sea física, cognitiva o sensorial, participar en una actividad artística que antes les estaba vedada. Esto no solo les brinda una sensación de logro y autoestima, sino que también les ofrece la oportunidad de conectarse con otros y formar parte de una comunidad creativa y solidaria.
Además, la danza inclusiva aporta una serie de beneficios físicos y emocionales. Al igual que en cualquier forma de ejercicio físico, bailar fortalece el cuerpo, mejora la coordinación y la flexibilidad, y promueve la salud cardiovascular. Pero más allá de los beneficios físicos, la danza también tiene un impacto positivo en el bienestar emocional. Bailar libera endorfinas, las hormonas de la felicidad, que pueden ayudar a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión.
Otro aspecto importante de la danza inclusiva es su capacidad para derribar fronteras y cambiar percepciones. Al mostrar la belleza y la expresividad del cuerpo en todas sus formas y capacidades, la danza inclusiva desafía los estereotipos y prejuicios que existen en torno a la discapacidad y la diversidad. Al ver a personas de diferentes habilidades y capacidades bailando juntas en armonía, se rompen las barreras invisibles que separan a las personas y se fomenta la aceptación y la inclusión.
En resumen, la danza inclusiva es mucho más que una forma de arte. Es un movimiento social que busca promover la igualdad, la diversidad y el respeto. A través de la danza, las personas con disparidad encuentran una voz, una forma de expresarse y de ser reconocidas por lo que son: seres humanos valiosos y únicos, capaces de crear belleza y conexión a través del movimiento.
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